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Debido a su talento y dueña de una trayectoria en continuo crecimiento, la encargada de interpretar “I dreamed a dream”, la clásica canción del musical sobre la revolución francesa en “Los Miserables” y ganadora de un “Teen Choice Award” por su protagónico en “Guerra de novias” se reinventa permanentemente para sorprender y coleccionar ciento de distinciones.

Una sonrisa fresca, una imagen que se adapta a la necesidad de cada proyecto cinematográfico o televisivo y una extraordinaria idoneidad para la actuación, le garantizan a Anne Hathaway continuidad laboral y reconocimiento internacional por parte de espectadores de diversas generaciones.

Impacta repasar su carrera y comprobar que esta multifacética artista se entrega en cuerpo y alma a cada historia, mostrando incluso transformaciones físicas cada vez que la ficción lo requiere. Así, pues, motivada por razones laborales ha aumentado y bajado de peso, tiñó y cortó su cabellera en numerosas ocasiones y tras haber aprendido a montar a caballo para encarnar a Lureen Newsome en “Secreto en la montaña”, tomó clases de danza y de escalada en rocas, por ejemplo, para seguir rediseñándose en función de exigencias de guión.

Como suele ocurrir con las figuras del universo artístico, durante mucho tiempo esta celebridad que nació el 12 de noviembre de 1982 en Nueva York fruto del amor entre una actriz de teatro y un abogado, convivió con las dos caras de la moneda, el éxito y el fracaso. Cuando los rodajes concluían y las luces se apagaban, Anne dejaba de ser una estrella para pasar a ser una mujer que luchaba para concretar su deseo de ser madre.

“El diablo viste a la moda” y “Pasante de moda”  

Años de trabajo delante de las cámaras hacen que el rostro de Hathaway resulte familiar aún cuando su caracterización difiera mucho entre un proyecto y el otro. Si bien algunos papeles le dieron más notoriedad, cada personaje la ha enriquecido con experiencias y le permitió demostrar su histrionismo y su capacidad de adaptación a escenas dramáticas, fantasiosas, tensas y cómicas. Las películas “El diablo viste a la moda” junto a la emblemática Meryl Streep y “Pasante de moda” junto al eterno De Niro, son un fiel reflejo

de su trascendencia. Esta bella y talentosa norteamericana está consolidada hace tiempo como una actriz que satisface las expectativas de los cineastas por su ductilidad escénica y gana la confianza de la platea, despertando el interés de multitudes.

La joven Hathaway es una profesional exitosa que tiene el orgullo de estar respaldada por varios reconocimientos prestigiosos. Sus nominaciones y sus múltiples triunfos, aunque se enmarcan en diferentes categorías, demuestran que esta dama de Hollywood no progresa por casualidad, ni a fuerza de acomodos o golpes de buena fortuna, sino como consecuencia de su constancia, compromiso, aptitud y responsabilidad laboral.

Confesiones, pensamientos y experiencias

Cuando no está en un set de grabación, pero se presta a consultas periodísticas sabiendo que la exposición y las notas la ayudan a promocionar las obras donde trabaja, Anne suele dejar al descubierto su costado más íntimo y humano. Además aprovecha el alcance de las redes sociales para hacer publicaciones sobre temáticas que la preocupan y horrorizan, como ocurrió cuando las autoridades estadounidenses reprimieron a inmigrantes en la frontera con México tirando balas de goma y gases lacrimógenos sin importar la presencia de menores de edad en la zona de conflicto.

Tampoco ocultó sus sensaciones a medida que fue acumulando fama y prestigio. Esa realidad que la sacó del anonimato para siempre, en cierto momento, le generó ansiedad, nerviosismo e inseguridad. La temporada de galardones llegó a darle tanto pánico que se le cerraba el estómago y solo atinaba a fumar sin parar como estrategia para intentar aplacar su estado de alteración.

Detrás de escena

Pese a resguardar lo máximo posible su intimidad, no esconde a su pareja ni evita hacer alusión a su rol de madre. Ha dicho, asimismo, que creció en un hogar en el cual la condición de mujer no es limitante ya que su familia la alentó a perseguir sus sueños sin detenerse a pensar en el género. Aunque sus bases y su personalidad la ayudan a no sentirse inferior simplemente por pertenecer al universo femenino, no duda en remarcar la desigualdad y las injusticias que hay tanto dentro como fuera de Hollywood, por pensamientos y conductas machistas. El racismo explica, desde su punto de vista, porqué, en las cintas estadounidenses, no abundan las actrices “de color”. La cláusula de exclusividad, para ella, es clave para que las minorías dejen de estar relegadas y prácticamente invisibilizadas.

Esta admirada personalidad admitió que trabaja internamente para desprenderse de prejuicios e ideas inculcadas por años de patriarcado. En plan de confesiones, se avergonzó de haber condicionado su trabajo por fiarse más en directores hombres. No haber tenido fe, puntualmente, en una cineasta danesa la ha llevado a atormentarse por sospechar que su desconfianza nació de una misoginia personal que pronto superó en la madurez.

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